Roque Narvaja vio la luz por primera vez el 10 de febrero de 1951 en la colonial Córdoba de Argentina. Fue el tercer hijo varón en una familia donde no había músicos.
Pronto se mudan a Buenos Aires, cuidad en la que Roque crecerá y adoptará como propia. El riguroso fútbol barrial es alternado con la guitarra de su hermano, con la que ambos entonan las canciones que escuchan en la radio. Autodidacta a la fuerza, tiene que encontrar un ritmo para acompañarse con las canciones de Elvis Presley y cuando lo logra conoce el rock'n roll.
Todos los veranos eran largas estadías en las sierras de Córdoba, en el pueblo de San Esteban donde su abuela materna tenía una casa. Allí conoce y aprende a amar la naturaleza, las siestas en el río, las cabalgatas, la vida del campo y sobre todo las guitarreadas nocturnas donde Roque ya ensaya canciones propias.
La adolescencia trae un mundo nuevo e insospechado a la vida de aquel chico tímido y correcto. Se ha dado cuenta del poder que tiene en sus manos: una guitarra, talismán para el encuentro. Una fría tarde de invierno su vida cambiaría para siempre: una amiga le presta un disco de los Beatles y descubre que la magia y la felicidad son posibles. Comienza a formar grupos musicales para imitar a sus ídolos y para expresar la rebeldía y la esperanza de su generación. No es el único, los 60 estallan en Buenos Aires y la ciudad se vuelve música con cientos de grupo creando arte como jamás había pasado antes. Todo se discute, se analiza, se replantea y reformula en un espíritu de sublevación juvenil de orden mundial.
La profesionalidad le llega con su primer grupo
Los Snob, conjunto que graba las primeras canciones de Roque en inglés. Hiacho Lezica, batería, y Roque, guitarra y voz, dejan el grupo para formar otro:
La Joven Guardia, con sus futuros amigos: Felix Pando, teclados y Enrique Masllorens, bajo. A los 17 años sentado en el borde de su cama con algunos acordes de Enrique Masllorens escribe "El extraño del pelo largo", tal vez hablando de sí mismo. La canción convertida en el himno de los melenudos argentinos (y países aledaños) catapulta al éxito a
La Joven Guardia. En ese año (1969) filman dos películas:
El extraño del pelo largo y
El profesor Hippie con el recordado Luis Sandrini. Baten récords de venta de discos y recorren actuando el país constantemente.
Al año siguiente ganan el Clío, premio internacional de la publicidad, por el corto para Coca Cola que dirige Luis Puenzo, ganador de un Oscar de Hollywood por la
Historia Oficial.
Los viajes posibilitan el contacto con la realidad argentina (y Sudamericana), realidad insospechada desde Buenos Aires, donde no se conoce la miseria, el atraso o el hambre que son el pan de todos los días del público. Roque es sensible y su forma de hacer canciones cambia. En Bolivia descubre el charango, en Salta la quena, en su interior había florecido una amarga semilla; él conocía bien qué frutos daba la injusticia. Por tener el pelo largo había conocido varias comisarías, donde él y sus amigos habían sido maltratados, sus novias violentadas, su ilusión por la vida detrás de las rejas de la cárcel.
El mayo francés tiene la palabra: "¡Abajo la tiranía!", "¡La imaginación al poder!". La utopía madura y se pone en marcha. Deja el grupo y graba su primer disco como solista:
Octubre mes de cambios. En él ensaya nuevas posibilidades de fusión de la música latinoamericana y el rock, sus grandes pasiones.
Argentina hierve. Vienen más discos:
Primavera para un valle de lágrimas,
Chimango y
Amén que no conoce la edición porque Roque es prohibido y amenazado. Como tantos otros deja el país en 1977.
ESPAÑA
¡Hazme un sitio en tu montura, caballero derrotado!
¡Hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado de amargura!
... y no puedo batallar.
León Felipe
Los muertos que vos matáis...
En Madrid, casado, con un hijo de 11 meses, una guitarra y el miedo... En la vida se prueban los hombres como el oro en el crisol. Roque vencerá gracias al pueblo español y a sus amigos que en el exilio se convierten en su familia. Recorre España con su guitarra contando las cosas de su tiempo con nostalgia y esperanza. Una canción suya se convierte en algo más que un éxito al decir de Joan Manuel Serrat y en la voz de Miguel Ríos,
Santa Lucía es elegida una de las mejores canciones del siglo.
Roque está en el corazón de los españoles. Continúa sus éxitos ya en su propia voz:
Menta y Limón,
Yo quería ser mayor,
Un amante de cartón, entre otros, todos en los primeros puestos de venta. A estos éxitos siguen otros:
Ni una palabra,
Como si estuvieras aquí,
Dominó, etc.
Vuelve a su tierra por la puerta grande después de haber tenido que salir por la más pequeña: la del olvido.
Alterna sus presentaciones en Sudamérica con las de España, realizando en ambas costas conciertos multitudinarios.
Este cantautor ha llenado estadios, es récords de venta, ha sido aplaudido y festejado, el amor del público ha puesto en riesgo su seguridad más de una vez, y ha cosechado amigos.
Actualmente es un hombre feliz y agradecido, un artista argentino y español que recorre el mundo llevando a todos los barrios el sonido del suyo.